El gordo calvo lechón, con una papa como un piano, de la que se encontraba plenamente recuperado después de poner de grana y oro la ambulancia que le llevó al hospital a base de potas indiscriminadas.
Fue la respuesta más apropiada que se le ocurrió darle al médico que le iba a pinchar una inyección de B12.
A continuación, al solicitarle a nuestro lechón que se bajase un poco el pantalón para pincharle, no tuvo otra cosa que hacer que bajarse los pantalones, con los calconcillos inclusive, a la altura de los tobillos, y ponerse en pompa.
El parte médico, del que existen copias, citaba textualmente:
'El paciente presenta un cuadro de intoxicación etílica del que se encuentra recuperado en el momento de la consuta'.
Yo estaría recuperado, pero la ambulancia y el enfermero a los que el lechón tuvo a bien decorar creo que corrieron peor suerte...